viernes, 23 de julio de 2010

Historia de un médico de urgencias

“La medicina institucional te lleva a una deshumanización de la misma, porque a veces el médico se ve rebasado en sus actividades”, explica el doctor Alberto Valdez Garduño, subdirector del Turno Nocturno del Centro Médico Adolfo López Mateos (CMALM).
Sentado detrás de su escritorio poco a poco relata algunas de las vivencias que ha tenido a lo largo de 27 años de ejercer la profesión de médico.
En el hospital Adolfo López Mateos, en la ciudad de Toluca, que es donde actualmente trabaja, coordina todas las acciones del hospital durante el turno de la noche.
“Mi función primordial es que se garantice la atención oportuna y eficaz a todos los pacientes que demandan el servicio”.
Señala que el paciente debe ser atendido como lo marca la Ley General de Salud: “con calidad y calidez, sobre todo calidez”, porque es algo que en la actualidad los médicos, sobre todo a nivel institucional, han perdido.
“Desgraciadamente no se atiende al paciente de manera afectuosa y cálida y eso es importante para su tratamiento, porque si vienes al hospital y te atendemos bien, ya ganamos, talvez, más del 70 por ciento”.
Valdez Garduño recuerda palabras de expertos del humanismo que refieren que “la medicina institucional conlleva a este fenómeno de manera casi automática, a la deshumanización de la misma”. El médico, añade, se ve rebasado en sus actividades y entra en un automatismo que lo lleva a perder ese buen trato hacia el usuario.
“Esa es una de mis principales funciones en el hospital: garantizar una atención cálida y con calidad a mis pacientes”.
PROCESO DE RECEPCION
El primer contacto de un paciente que llega al área de urgencias del Centro Médico es en el área de “Triage” (que significa clasificar).
Se les distribuye en tres códigos: verde, amarillo y rojo, dependiendo la gravedad; un paciente con una urgencia relativa, nada serio, es código verde; si requiere de atención médica pero no está grave, es código amarillo y si está grave, es código rojo.
“En este último caso su ingreso es directo al ‘área de choque’ donde se le brinda esterilización y soporte aerodinámico para ponerlo en condiciones de ser ingresado ya sea en terapia intensiva o de observación. Si es necesario intervenir quirúrgicamente, a los diez minutos ya está en la sala de operaciones”.
JUSTICIA SOCIAL
En un par de ocasiones alguien de su equipo de trabajo toca a la puerta de su oficina ubicada en la planta baja del CMALM, pero amablemente les pide que lo esperen uno minutos más. Mientras tanto, añade que su trabajo implica cerciorarse que haya en todos los servicios desde médicos, enfermeras y personal auxiliar, hasta verificar que no falten los insumos médicos y si esto ocurre, conseguirlos con otros hospitales.
“En el Centro Médico tenemos cerca del 91 por ciento de los insumos, no nos falta como en otros hospitales donde es muy pesado laborar con esa serie de carencias, aquí no tenemos ese problema y rara vez nos falta algún medicamento”.
Orgulloso del lugar donde trabaja, el doctor Valdéz considera al CMALM “como una verdadera justicia social, porque es un hospital en el que puedes ver a un paciente de muy escasos recursos, el de más escasos que te imagines y que es atendido en un lugar muy digno que cuenta con toda la tecnología”.
Reconoció, empero, que debido a la gran cantidad de pacientes “la situación se eclipsa, máxime por que la mayoría de tienen seguro popular, lo que nos aumenta la demanda de servicios.”
TRAYECTORIA
Con 27 años de graduado, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Valdez Garduño siempre tuvo inclinación por la administración médica; por ello, realizó una Maestría en Administración de Sistemas de Salud, lo que le ha permitido ocupar varios cargos en la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado de México.
Ha sido jefe de Jurisdicción Sanitaria; asesor del director general del Instituto de Salud; jefe de división en el Hospital Nicolás San Juan y director de clínicas periféricas.
SATISFACCIONES EN LA PROFESIÓN
A lo largo de estos años de ejercicio profesional, más allá de ver por su conveniencia, asegura seguir al pie de la letra el Juramento de Hipócrates.
“Mi mayor plenitud es lograr la satisfacción en el paciente, lograr que se atienda como se merece y eso me retribuye algo muy valioso que se llama felicidad”.
VIVENCIAS
Nostálgico, el galeno recuerda los momentos en los que experiencia ha permitido salvar más de una vida:
“Todos los días vemos casos que nos llaman la atención, es ahí cuando uno le da gracias a Dios haber elegido esta profesión tan humana, noble y hermosa, porque te permite ayudar a gente que realmente te necesita”.
“Hay jóvenes que tienen accidentes y que llegan como desconocidos al hospital; conducimos a todo el equipo médico para que se les atienda y hemos salvado muchas veces su vida, los hemos reintegrado a su vida normal después de un accidente que en otras condiciones sería mortal sin esta atención médica. Eso es lo bonito y satisfactorio.
-¿Alguno de sus pacientes ha regresado al hospital a darle las gracias por salvarle la vida?
-“El párroco de la comunidad donde vivo una vez me dijo: ‘fui a dar los santos óleos a un paciente de tu hospital y me quedé maravillado, me daba la impresión de estar en Estados Unidos’ (él vivió allá algunos años). Esa es la voz de mucha gente que nos hace llenarnos de mucho orgullo y satisfacción”.
VOCACION
Proveniente de una familia dedicada a la medicina, el galeno comenta que “en mi familia hay muchos médicos que me antecedieron, como el doctor Arturo Garduño Castro, recientemente fallecido, y en quien me inspire. Hay otros más en mi familia y siempre la cosquilla y el espíritu por hacer algo por el prójimo es la mejor satisfacción y remuneración que he tenido”.
El hecho de estar dedicado prácticamente al 100 por ciento a su profesión no le impide pasar tiempo con su familia.
“Tengo la fortuna de que mi esposa sea médico, uno de mis hijos estudia medicina, dos de mis hermanos son médicos y entienden que no hay hora de llegada. Aunque quisieran que pase más tiempo con ellos entienden que es chamba, pero en mi tiempo libre estoy con ellos porque para mí son algo muy importante”.
REMUNERACION
Parafraseando al Benemérito de las Américas, Benito Juárez García que decía que “los servidores públicos tenemos que vivir en la honrosa medianía”, el doctor Valdéz explica que los sueldos que el gobierno ofrece “nunca serán ostentosos, a nuestro nivel, claro, por que hay algunos que sí”; y finaliza: “uno no está acostumbrado a vivir con lujos, entonces lo considero suficiente”.

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