miércoles, 22 de octubre de 2008

Comidas en la calle, un taquito sudado… ¡no sé dónde!



No sé a ti, pero a mí me gustan muchos los taquitos de canasta, sí, esos de papa, frijol, chicharrón, mole, y adobo, o tal vez los conozcas como tacos sudados; y que quede claro que no te estoy presumiendo mis finísimos gustos culinarios, no, lo que te quiero platicar es que cuando uno de esos días ando entre semana muy temprano por el centro de Toluca y me llego a encontrar una "canasta" de taquitos, no vacilo en hacer un obligado alto para saciar mi irreprimible gusto por esta comida. Pero qué de fiascos me he llevado, no querrás enterarte, por eso me voy a concretar en estas líneas a contarte que así como he probado estos sudaditos en un sinnúmero de lugares, así me he preguntado: ¿donde los sudarán? Y esa pregunta me saltó a la mente cuando por ahí en uno de esos tantos lugares pedí 4 surtidos y el sabor era como a charal o a acocil. En fin, el sabor era de dudosa procedencia, por eso yo ya tengo mi lugar favorito para comer "sudados" en el centro de Toluca, y ese lugar es como mi duvalín: ¡no lo cambio por nada!


Por cierto, si pasas por el centro histórico de la Ciudad de la Esperanza -entiéndase el DF- no dejes de preguntar por los de canasta de la calle de Uruguay, esos sí son famosos, caros, sabrosos, y lo más importante: los sudan en la canasta y no te enfermas del estómago... o al menos eso creo.

martes, 21 de octubre de 2008

Prometen y prometen y nada…

¿Cuántas veces hemos escuchado el mismo discurso de nuestras respetables autoridades?

"Estamos avanzando por el buen camino", "La inseguridad está controlada y garantizamos la tranquilidad de nuestra población", "la economía de los que menos tienen no se verá afectada con la crisis por la que estamos atravesando". Esas y otras frases más son parte de lo que nuestros gobernantes no se cansan de repetir cada vez que tienen oportunidad.

El otro día estaba escuchando a alguien –del populo- que ciegamente creía en todas esas promesas que la gente de "arriba" pronunciaba; ¡y no está mal!, no lo(a) juzgo, de verdad que no, porque todos somos libres de pensar y creer en la buena voluntad y en los Compromisos de aquellos que llevan las riendas de la administración pública, pero lo que no puedo concebir es que esa gente de buena voluntad, que cuasi alaba día a día las panaceas pronunciadas, pueda ser engañada de tal manera, porque no es posible que le hagan creer algo que –si bien nos va- se podrá cumplir en unos cuantos lustros.

En fin, que con su pan, se lo coman, ¡choros a la tira!

Por cierto, esta es mi primer entrada en el blog, no quiero que se crean todo lo que les digo ni que piensen como yo, solo plasmaré en estas páginas mi humilde opinión.