domingo, 29 de agosto de 2010

“Te tratan como ellos quieren”



“Hay que depositar 570 pesos mensuales para que tengan agua, papel y pasta de dientes (...) eso nos quiebra moral y económicamente”.

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Desde hace cuatro años María visita a su esposo en el penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez debido a que fue acusado de robo y sentenciado a 19 años de prisión.
En ese lapso ha tenido que soportar constantemente la displicencia de autoridades y guardias.
“Te tratan como ellos quieren”, dice María al tiempo de recordar una de las tantas revisiones.
“No se te permite pasar ni un pedazo de papel higiénico, tienen que revisar bien tu bolsa para que no se vaya nada y en una ocasión tenía unos aretes, los eché a la bolsa, se me olvidó quitármelos, y me regresaron por esa razón a pesar de que les dije que podía tirarlos en el cesto de la basura, me hicieron que realizara nuevamente el trámite de entrada”.
Eso no fue lo más fuerte, y recordó con rabia, “a veces las revisiones eran humillantes, me obligaron a que me quitara toda la ropa, me desnudaron por completo eso me dio miedo.
“Yo bien molesta me comencé a quitar la ropa y la puse en la mesa, pero, ¿sabes qué me hizo la guardia?, me dice: ‘no señora así no se hace, vuélvase a poner la ropa y me la va dando una a una cada prenda’, yo me tragué todo el coraje. Le dije: ‘pero ya cumplí, ya me desnude’; ‘no, así no se hace’, me contestó”.
María comentó que en esa ocasión se volvió a poner la ropa y “de verdad que se siente tan feo que te humillen de esa forma, cada vez que le daba una prenda me daban ganas de darle una cachetada.
“En estas últimas veces que he venido entré sin problema y ya hasta se me olvida cuál es el proceso, como que lo hago mecánicamente”.
La mujer señaló que como comúnmente se le revisa a las personas que acuden al penal estatal es quitándose la ropa a la mitad y la revisión tarda no más de cuatro minutos “que se convierten en una eternidad”, donde te revisan orejas, cabezas y hasta los dedos de los pies.
La primera vez que visitó a su esposo, recordó con tristeza, “venía a la defensiva y después poco a poco vas conociendo como está la situación.“No te dicen nada, nadie te ayuda ni te apoyan”.
Aseguró que tuvo la oportunidad de ver a una mujer que no sabía leer ni escribir y tenía a su hijo preso que lo acusaban de robo o algo así y no le decían nada, ni cómo llenar formatos ni nada “se las arregla como pueda, le decían los custodios”.
Lamentó que situaciones como esas ocurran en las cárceles del Estado de México.
“Es lo que quieren, hacerte enojar y verte así. ‘No te pelees con ellos’, me decía una señora que conocí”.
Lo peor, dijo, es que “no te dan oportunidad de darles a nuestros parientes nada, ni un trozo de papel de baño, todo se los venden adentro”.
Mencionó que para tal efecto “hay que depositar 570 pesos mensuales para que tengan agua, papel, pasta de dientes y hasta cigarros”. Es algo que, dijo, “nos quiebra moral y económicamente”.

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